Hacer filosofía con los niños

Hacer filosofía con los niños

La filosofía es algo que los niños pueden practicar. Es la niñez la edad de los por qué, de las preguntas radicales, genuinas y existenciales; es la edad del asombro, la curiosidad y el deseo de saber.

La conjunción entre la filosofía y los niños quizás para algunos parezca descabellada. La ausencia de esta vieja disciplina en los planes de estudio de la educación básica y los primeros años de la educación media pareciera confirmar ese supuesto. Sólo encontramos a la filosofía en los diseños curriculares muy tardíamente, en los dos últimos años de algunas de las modalidades de la Educación Polimodal y Secundaria. Tal vez esto haya sido la consecuencia del primado de una visión psicogenética que considera necesaria para el ejercicio del filosofar cierta madurez intelectual que permita alcanzar el estadio del pensamiento lógico formal como condición del filosofar. Hemos dejado así a un lado el reto de que nuestros niños y nuestros adolescentes en el ciclo básico (y gran parte del secundario), obtengan, a través de la filosofía, el fortalecimiento de un pensamiento crítico y autónomo.
Lo cierto es que la filosofía es algo que los niños pueden practicar. Es la niñez la edad de los por qué, de las preguntas radicales, genuinas y existenciales; es la edad del asombro, la curiosidad y el deseo de saber; es el tiempo de la actividad lúdica, del juego con otros en el que anida la capacidad de imaginar otros mundos y de crear alternativas que habilitan la superación de lo dado, aceptando que lo conocido puede ser visto de otro modo. Pareciera entonces que la niñez no debería llevarse mal con la filosofía y que su conjunción no nos debe resultar absurda.

Urge entonces a la escuela la necesidad de recrear espacios que promuevan experiencias de pensamiento filosófico con los niños que preparen para un pensar diferente. Nos referimos a experiencia de pensamiento como un movimiento del pensar que atraviese la vida de quienes la practican, hasta volverse acontecimiento y dejar huella. Experiencia que se vuelve existencial en la medida en que hacer filosofía en la escuela y con los niños habilite un modo de pensarse a sí mismos y a los otros, con los otros; que promueva otras formas de pensar y a pensarse de nuevo. Pero aun más, hacer filosofía con niños, exige al maestro filosofar con ellos, aceptando revisar sus saberes y experiencias socio educativas. Son los docentes que se entusiasman con un genuino interrogar crítico y que aceptan el desafío los que pueden propiciar el encuentro entre la filosofía y la niñez a través de las prácticas cotidianas. Dicho desafío surge de un movimiento crítico de los saberes y las prácticas que circulan en la escuela y de la necesidad de volver a pensarlos nuevamente.

El Blog la filosofía va a la escuela ofrece una serie de recursos y materiales de lectura para realizar un primer acercamiento a este interesante desafío de pensar con los niños.

Publicado el:

viernes 19 de agosto de 2016

Autor:

  • Patricia Cabrera